viernes, 22 de mayo de 2009

La lluvia en Sevilla....






Sevilla tuvo que ser

con su lunita plateada

testigo de nuestro amor

bajo la noche callada...



Dos Cruces
Foto: Sevilla. Abril 2009

jueves, 14 de mayo de 2009

Mi abuela

Esta es mi abuela. Tiene 91 años y como todas las personas de su edad, sus inconvenientes. Pero he de decir, que para mi lo es todo. Aunque discutamos y en ocasiones tenga poca paciencia (ella ha de reconocer que tiene todo un carácter). Le debo todo lo que soy. Y, lo que no soy y pude haber sido también es debido a que, en su momento, no la escuché. De ahí lo del erizo. No podía por menos, que dedicarle estas palabras, ahora que he comenzado a escribir para no leer.
Foto: Salamanca. Mayo 2009

La elegancia del erizo

He de reconocer que me ha decepcionado profundamente. Si, es cierto, esperaba más. No diré que no hubiera preferido que el señor Ozu y la Señora Michel se hubiesen enamorado y fundado una familia de gatos y filosofías varias. Quizás eso quede relegado al nivel de cuentos como el de la cenicienta. Pero, qué demonios, yo prefiero el final de la cenicienta, aunque sólo nos relaten lo bueno del idilio a tener que aceptar que a ella se la lleve por delante una furgoneta (nada menos que atropellada por una furgoneta, vaya glamour).
Porque con esto lo que me quieren dar a entender es que, a pesar de tenerme entretenida (y engañada) durante casi 300 páginas, haciéndome pensar y creer que se puede ser diferente y brillante aunque el ambiente te sea hostil. Al final lo que me han demostrado es que todo se paga. Y que no, que va, no se puede ser distinta porque al final la furgoneta de la tintoreria en la que se sirvio para disimular su apariencia de erizo, la coloco nuevamente en el lugar del que no debería haber salido. Vaya osadía, pensar que podían ser amigos "e incluso todo lo que queramos"...
Por otro lado, no me ha quedado muy clara la relación entre la portera y la niña. Lo que parecía que iba a ser un nexo de unión más fuerte se limita a un par de ocasiones en las que comparten un té.
Y también hecho de menos una aclaración acerca de la posible relación que existe entre el señor ozu y el director de cine japonés.
Al principio todo se manifiesta con una gran tensión que finaliza con un atropello (sin ton ni son) y una pena infinita que cae sobre todos los protagonistas.
He de decir a modo de disculpa, que no suelo ser tran critica con las obras de los demás (hablo como si yo tuviera una y, no; no es así, pero queda guay) pero es que me ha decepcionado mucho, muchísimo. No os podeis imaginar cuanto.
Lo que en un principio era un himno y una ventana abierta a todos esos erizos que viven escondiendo todas sus virtudes bajo innumerables espinas. Terminó siendo una lección, que, puñetas, ya teníamos bien aprendida.
Y, ahora que me he desahogado.
Pido mil disculpas.